23 diciembre, 2011

Noche Buena y Navidad:

De todas las navidades que me pueden quedar, una, por lo menos, me gustaría pasarla con nieve, adentro de casa mirando por la ventana como cae el día de a poco tomando un submarino, teniendo tanto frió que se tiene estar con bufanda y gorro, empiezan a caer copos de nieves, todos se alegran de eso, un momento entre amigos y familia en el living de la casa, en el sillón adelante de la estufa, el calor empieza a recorrer toda mi cara, chistes, anécdotas, historias de navidad, la ilusión de que venga el gordo vestido de rojo con una bolsa llena de regalos para todos los chicos del mundo.
  Anochece y pendremos las lucesitas del árbol, el frío aumenta pero las cálidas lucesitas hace que el este pase desapercibido, hora de comer, arriba de la mesa abundante comida, diversos aromas deliciosos conquistan el ambiente. Todos comen entre carcajada y carcajada, todos felices... Se hacen las 11 de la noche y tensión de resivir y dar regalos aumenta, solo falta una hora, los chiquitos desquiciados de emoción. Salimos a ver los fuegos artificiales (Igual no creo que pase, porque bueno, para conseguir esto tendría que viajar a algún país del norte, y bueno las costumbres son diferentes, pero no hace daño fantasear un poco) Mil y un colores en el cielo, tocan las doce, todos brindamos, como siempre los chiquitos están empecinados a ver los regalos, entramos, por arte de magia un mogollón de regalos abajo del árbol.
  Una sonrisa de oreja a oreja se dibuja en la cara de todos, la alegría de ver a los chicos que recibieron eso que tanto deseaban, los humorísticos se empiezan a reír a carcajadas sin parar, a los sensibles se les desbordan las lagrimas y recorren toda su mejilla. Todos se abrazan, todos se desean el bien y al fin llego uno de los días donde uno se siente en paz con uno mismo.